Explorar es descubrir. Es encontrar algo nuevo que abre la puerta a un territorio desconocido en el que florecen los conocimientos previos. 

 

Somos curiosos y por eso nos dedicamos a investigar. Seguimos la cultura en sus diferentes códigos y formas de expresión: desde lo más popular, hasta los últimos contenidos de moda, o los influencers y referentes de cada época.

Explorar también significa comprender la complejidad a la que se enfrentan nuestros clientes: audiencias fragmentadas, un entorno en constante cambio o normativas legales que condicionan la comunicación.  

 

Nuestra curiosidad nos lleva a comprender sus virtudes, debilidades y necesidades. 

De este modo, podemos identificar las oportunidades que se presentan y elegir las que mejor se ajustan a cada momento.

Explorar implica la voluntad de compartir los conocimientos adquiridos. Tener la capacidad de transformar las oportunidades en algo tangible es lo que nos permite ser relevantes. 

 

A veces será una serie web para YouTube o contenidos para Instagram. A veces serán algunos influencers en su podcast o un festival de música con el mejor cartel. 

 

Puede que en algunas ocasiones se convierta en una nueva marca.

En el mundo de la comunicación de marca, aunque pueda parecer que las ideas surgen por generación espontánea, nunca surgen de la nada. Es la observación meticulosa y consciente de la realidad la que nos indica qué camino debemos seguir. 

 

Si creamos una campaña o un producto que a alguien le parece "justo lo que buscaba" o "exactamente lo que quería oír", no es casualidad, es que alguien les estaba prestando la atención que merecían: nosotros.